Ninguna guerra parará al terrorismo
Mientras lloramos por París, nuestra solidaridad está también con todas las víctimas de la guerra y el extremismo violento: en Mali, Líbano, Siria, Libia, Irak, República Democrática del Congo, Birmania, Turquía, Nigeria y demasiados otros países. Los actos terroristas, sean de gobiernos u organizaciones, son una aberración. Matan a los inocentes. Matan la esperanza. Debemos detenerlos.
Nos sumamos hoy a este llamamiento para mostrar nuestra solidaridad. Pero también nos preocupa que el dolor y la empatía con las víctimas pueda utilizarse para repetir viejos errores: recurrir a la solución militar y desatender las medidas que realmente pueden enfrentar los problemas y ayudar a romper el ciclo de violencia.
Nuestros gobiernos ya han liderado una sucesión de invasiones militares que han llevado el dolor y la devastación a gran parte del norte de África y Oriente Medio. Hoy sabemos que estas medidas han aumentado (no disminuido) las amenazas a nuestra seguridad. Apostar por una solución basada en las respuestas militares aumenta los agravios, fomenta la violencia y socava la paz. Necesitamos soluciones políticas efectivas que puedan poner fin al terrorismo. Las soluciones militares son incapaces de hacer frente a las causas y los procesos que engendran el extremismo violento. Hoy tenemos evidencias: las estrategias de construcción de paz dirigidas a fomentar una gobernanza inclusiva, dar respuesta a las necesidades y garantizar una seguridad global son mucho más efectivas que los bombardeos para parar al extremismo violento y el terror.
A pesar de las evidencias, hoy, cómo en las últimas décadas, volvemos a escuchar llamamientos a la guerra, a causar más muertes de civiles, a destruir las infraestructuras de comunidades ya devastadas por la guerra y, en consecuencia, a reducir nuestra seguridad. Nuestros gobiernos se preparan para costear costosísimas operaciones militares, mientras recortan los presupuestos para apoyar las medidas necesarias para poner fin a los conflictos y apoyar el desarrollo, la gobernanza, las necesidades humanitarias y de derechos humanos. Las agencias responsables de ofrecer respuestas civiles no disponen de los mínimos necesarios para dar respuesta a las necesidades humanitarias, de desarrollo y de gobernabilidad que asolan nuestro planeta.
Las personas y organizaciones firmantes de esta declaración, realizamos un llamamiento global para promover un nuevo enfoque eficaz y responsable para superar el extremismo violento. Es urgente. Instamos a los ciudadanos y líderes de todo el mundo a actuar para:
1. Promover un esfuerzo sostenido y comprometido con la construcción de paz para poner fin a las guerras, ocupaciones militares e invasiones en todo el mundo. Su ausencia ofrece combustible para el terrorismo. Debemos reforzar los esfuerzos diplomáticos, ofrecer un apoyo real y significativo a los movimientos sociales que trabajan para poner fin a la guerra y la violencia en sus países, prevenir el reclutamiento y facilitar la salida de los grupos violentos, promover la educación para la paz, superar narraciones extremistas y promover la reconciliación, dignidad y respeto para todas las personas y comunidades. La Construcción de Paz ofrece una respuesta más eficaz y responsable para detener la violencia extremista.
2. Promover el respeto por las creencias y la diversidad: La religión no es el factor clave para explicar el aumento del extremismo violento. Ninguna religión es una entidad monolítica. Las motivaciones religiosas se entrelazan con motivaciones socio-económicas, políticas, étnicas o identitarias. La religión puede ser manipulada para intensificar conflictos o ser una fuerza para el bien. Lo que marca la diferencia es cómo practicamos nuestras creencias o ejercemos nuestra ideología. Las personas de todos los credos e ideologías deben ser alentadas a implicarse en la búsqueda de la paz y construir, desde las diferencias, un futuro mejor y más seguro para todos.
3. Promover el acceso a la cultura y una educación pública y de calidad: la educación y la cultura son vitales para el desarrollo humano. Los gobiernos deben profundizar en la relación entre la educación, la cultura, el empleo y las oportunidades, eliminar barreras y facilitar la movilidad social y la conectividad. Los educadores religiosos deben ofrecer una base sólida para comprender no tan sólo su religión, sino también los valores universales y la tolerancia.
4. Promover la gobernanza inclusiva y los derechos humanos: el extremismo violento prospera donde existe injusticia y los gobiernos desaparecen o son vistos cómo ilegítimos. Cuando la injusticia persiste y los agravios se dejan sin solución, las frustraciones pueden ser fácilmente canalizadas hacia la violencia. Frenar al extremismo violento exige que nuestros gobiernos sean abiertos, incluyentes y responsables, que garanticen los derechos de las minorías y promuevan un auténtico compromiso con la práctica de los valores democráticos y los derechos humanos.
5. Acabar con la pobreza: Cuando la exclusión crea injusticia, humillación y ausencia de igualdad de oportunidades, puede generar un terreno abonado para que florezca el extremismo violento. Debemos dedicar recursos para hacer frente a la injusticia, la marginación social, la desigualdad, económica o de género. Debemos promover medidas para asegurar la participación ciudadana en la gobernanza, el estado de derecho, generar oportunidades para las mujeres y las niñas, oportunidades educativas, la libertad de expresión y la transformación de conflictos.
6. Promover la justicia global: El extremismo violento se expande allí donde existen conflictos arraigados y no resueltos, donde la violencia engendra violencia. Numerosos estudios nos han descrito la existencia de círculos viciosos y autodestructivos de venganza, economías de guerra, culturas de la muerte, lugares en que la violencia es una forma de vida. Los gobiernos, los ciudadanos y las organizaciones internacionales debemos hacer todo lo posible para romper los bloqueos políticos e institucionales que nos impiden resolver los conflictos. Debemos enfrentarnos a las ocupaciones militares, dar respuestas solidarias a las crisis humanitarias, proteger a los refugiados.
7. Poner nuestra diplomacia al servicio de los Derechos Humanos: Nuestros gobiernos mantienen cientos de acuerdos con países que violan sistemáticamente los derechos humanos de la población que deben proteger. Estos acuerdos son inmorales y debemos suspenderlos. Toda ayuda ofrecida por nuestros gobiernos a otros estados para contrarrestar o prevenir el extremismo violento debe asegurar la protección de los derechos humanos, la seguridad humana e integrar métodos de construcción de paz.
8. Poner fin al comercio de la muerte: Debemos detener el suministro de armas a países que las utilizan contra sus propios ciudadanos, para realizar ataques en otros países o para apoyar a milicias armadas. Estamos abasteciendo de armas y motivos al extremismo violento. Hacemos un llamamiento para suspender el comercio armamentístico, realizar una revisión de los códigos de conducta y de los acuerdos de cumplimiento para asegurar que los estados y las empresas cumplan con su obligación de no suministrar armamento a países que fomenten la guerra y el terrorismo.
Somos el comienzo de un movimiento ciudadano global que se compromete a acabar con el extremismo violento y el terrorismo, sea de los estados o de organizaciones. No vamos a parar hasta que los detengamos. Pedimos a los ciudadanos, gobiernos, organizaciones y personas del mundo: unámonos.
Primeras firmas:
Association des Marocains in France
Association Marocaine des Droits Humains
Association Mauritanienne des Droits de l’Homme
AssoPace Palestina in Italia
Coordination Maghrébine des Organisations des Droits Humains
Forum Marocain pour la Vérité et la Justice
Institut de Drets Humans de Catalunya
Iraqi Civil Society Solidarity Initiative
Ligue Algérienne pour la Défense des Droits de l'Homme
Ligue Tunisienne des Droits de l’Homme
NOVACT International Institute for Nonviolent Action Barcelona
Peace Action Training and Research Institute of Romania
Palestinian Centre for Human Rights
PAX Netherlands
Popular Struggle Coordination Committee in Palestine
Un Ponte Per… Italia
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